Dramatis personae

En Aplaudan al salir los personajes son parte de un entramado que se cierra alrededor de Sergio. Arquetipos asfixiantes, actitudes repetitivas, guiones que ellos siguen sin ningún tipo de cuestionamiento. Son sus amigos, su mujer, sus padres... Y Aldo, el único que ve lo mismo que Sergio, y que observa y espera, resentido.
En medio de ellos está Sergio, con una actitud desconcertada, sin entender lo que ocurre, como si hubiera descubierto de repente dónde se encuentra.

Pero lo mejor es verlos en acción, en fragmentos de sus propios capítulos...


SERGIO (y su psicoanalista)
"Sergio, en mitad de la sesión de los lunes con su psicoanalista, muy alterado. En una sala pequeña, de paredes blancas y lisas, y sin más elementos que un diván en el centro; el sillón del doctor a su es- palda, una ventana al frente cubierta con una cortina y una puerta cerrada.
—Escuche, Sergio, no puede comprar veintisiete cartones de leche en nueve supermercados distintos y que todos estén caducados.
—Ya lo sé —se quejó, nervioso—. Sé que es imposible, pero ¿por qué cree que me recorrí todo el barrio? Fui incluso a uno que está en la otra punta de la ciudad.
—Y a nadie más le pasó, claro.
—¿Cómo voy a saberlo? —respondió Sergio—. Ni siquiera me pude subir al autobús para volver a casa. La máquina de picar estaba estropeada y yo me quedé bloqueado sin saber qué hacer. Me entró pánico. Pero el resto de la gente sí que se subió.
—Es decir, que el problema es usted mismo.
—¿Cómo dice?
El psicoanalista ignoró la pregunta."


LUIS (un amigo de Sergio)
"Sábado por la tarde, salón del piso de Luis. Las cortinas corridas, la luz suave y discreta. Suena una música sensual, algo tópico y fácil (Barry White), pero eficaz.
Había quedado con las dos hermanas rusas con las que estaba saliendo ahora. Eran gemelas. Se había citado con una (que debería aparecer en apenas unos minutos), y unas horas después con la otra, cuando se hubiera marchado la primera.
Esta se llamaba Irinia. Llegó a las cinco en punto. Morena, alta, rasgos finos, perfectos. Estaba furiosa. Nada más abrir Luis la puerta, ella le dio una bofetada."


RAQUEL (una amiga de Sergio)
"Escena de oficina. Paredes modulares, blancas. Ninguna decoración salvo el logotipo de la empresa para la que trabaja. Mesas con ordenadores pegadas las unas a las otras. En una de ellas, Raquel, rodeada de todos los compañeros de la oficina, pasándose entre ellos la foto de un hombre joven (la cita de esa noche de Raquel) y hablándole todos a la vez.
—¿Y será de fiar?
—No sé, tiene algo en la mirada que no me gusta.
—Los de ojos azules siempre esconden algo.
—Pero, Raquel, ¿tú estás segura, hija?
—Pues sí, ¿no? —contestó Raquel. Aunque enseguida reaccionó tímidamente—. Tengo mucho trabajo, ¿me dais la foto?
—Yo no le dejaría avanzar ni un milímetro. Puede ser peligroso."


LAURA (la otra amiga)
"En el dormitorio de un piso pequeño y viejo de un barrio obrero. Luz artificial de una sola bombilla, mucho ruido de coches y de niños llorando. En medio de todo esto, platos, vasos, jarrones y cuadros volando por el aire y estallando contra las paredes, tirados tanto por Laura como por su novio, el uno contra el otro, y, entre medias, to- dos los insultos imaginables.
—Eres un cabrón. Para una cosa que tenías que hacer. ¡Cómo te atreves a dejarme sin vacaciones! —le gritó Laura.
—¡Estás como una puta cabra. No me dijiste que quisieras irte a ningún lado! —gritó también Juanchi.
—Siempre haces igual, no piensas en mí, eres un egoísta.
—La culpa es tuya, nunca me dices qué es lo que quieres, pero sí esperas que lo adivine."


ALDO (un supuesto amigo; alguien que siempre vigila)
"El aburrimiento de Aldo esa tarde era insoportable. No se trataba de nada nuevo. En la calle, en el bar con los amigos, en el cine; siempre se aburría. Ya no le gustaba realizar ninguna actividad porque ninguna funcionaba nunca, y por eso prefería estar inmóvil, abandonado en su propia casa, tirado en el sofá mientras miraba las paredes sin decorar (y ni siquiera pintadas) y su suelo sin alicatar, de cemento a la vista. Pasaba así horas y horas, sin hacer nada. Sin embargo, ese día estaba siendo peor que cualquier otro, simplemente porque cada vez todo se le hacía más insoportable.
Dejó de mirar cuando oscureció. Se apartó de la ventana, frustrado. Se preguntó por qué hacía siempre lo mismo y por qué siempre terminaba sintiéndose así.
Sin pensarlo, dejándose llevar conscientemente aunque sin ganas, cogió su abrigo y salió a la calle en dirección al bar, donde (pensaba) al menos sucedería algo. «Cuesta tanto que pase el tiempo», se quejó."


MARÍA (la mujer de Sergio)
"Paisaje urbano, calles céntricas. Día despejado, de temperatura agradable. María estaba caminando por las calles como una posible imagen de la felicidad real.
Sonreía, se comportaba alegremente y se sentía feliz por dentro. Aunque les acababan de robar el coche. Ese día, ella había salido del trabajo y se había encontrado con que ya no estaba. Había mirado a ambos lados de la calle, únicamente para confirmar que no se había confundido de lugar, había dicho: «Bueno» (despreocupadamente) y había pensado: «Entonces tomo un taxi, voy a la comisaría, pongo la denuncia y todavía me da tiempo de llegar a casa pronto». Y eso hizo, después de llamar a Sergio e informarle. No existía ni un ápice de resentimiento, fastidio o lamento. Es más, en ningún momento había dejado de sonreír. En la comisaría, aunque la atendieron sin ningún énfasis y con la frialdad habitual, le llegaron a decir: «No se preocupe, señora», y ella respondió: «Son cosas que pasan». El policía se detuvo, la observó un segundo, verificó que hablaba en serio, y siguió con la denuncia."


SUS PADRES (o eso se supone)
"Interior de su piso actual, durante el proceso de desmontaje para la mudanza. Los dos están en el cuarto de Sergio, el cual habían man- tenido intacto como si él aún viviese ahí.
—Vamos a tirarlo todo. Ya pasó el plazo —dijo el padre.
—Mira, sus muñecos. Qué feos. Qué poco naturales. No tienen estilo —comentó la madre.
—Incluso podríamos prender fuego a toda la habitación. Terminaríamos antes —dijo él, pensativo, desde el umbral de la puerta."